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lunes, 6 de julio de 2009

"Pildoritas" de Mozart

1) Se sabe que Mozart fue Masón y en la masonería el número 3 es muy significativo, ya que representa un papel fundamental en los sus rituales. Por eso Mozart inundó muchas de sus obras con este número. Así, en La Flauta Mágica, aparecen 3 acordes mayores en la obertura, tres hadas, tres niños que conducen al protagonista por el bosque, tres instrumentos mágicos, tres pruebas, tres cualidades del protagonista, tres templos...


2)Se ha llegado a calcular la rapidez y eficacia con la que Mozart escribía su música. Si un copista transcribiera toda su obra, tardaría unos veinticinco años, trabajando unas diez horas diarias.
Descontando cuanto se quiera por aquello de la exageración, se deduce sin duda que Mozart fue el músico más precoz y más rápido de todos los tiempos.

3)Sobre la capacidad memorística que Mozart tenía para la música, se cuenta que un día, cuando le faltaba poco para morir, Schikaneder le sorprendió escribiendo el Requiem, en lugar de La flauta mágica que estaba encargada antes y tenía la fecha de estreno ya comprometida. El empresario teatral se desesperó e increpó a Mozart: ¿Dónde está mi música?. Mozart señaló su cabeza y dijo: “Aquí es donde la tengo, todo lo demás son sólo garabatos y más garabatos en la partitura”

4)Mozart expresó a veces su indignación contra algunos artistas contemporáneos:
“Tiene uno que indignarse con vosotros, diletantes, porque siempre os ocurre una de estas dos cosas: o no tenéis pensamientos propios y cogéis los ajenos; o tenéis pensamientos propios y no sabéis qué hacer con ellos.”

5)Siendo Mozart un adolescente, se le acercó un muchacho de su edad y le preguntó cómo se componía una sinfonía. Mozart le contestó que aún debía dejar pasar muchos años de aprendizaje antes de intentarlo. El joven, irritado con la respuesta le objetó: “Pero tú ya componías a los diez años”. Mozart, imperturbable contestó: “Sí, pero no tenía que preguntar cómo”

6)Una muestra de la prodigiosa memoria musical sería la anécdota ocurrida cuando contaba con tan sólo catorce años, durante un viaje a Roma con su padre. Este pidió a la Biblioteca Vaticana la partitura del Miserere, de Gregorio Allegri, compositor del siglo XV, que sólo se cantaba en Roma durante la Semana Santa . Le denegaron la partitura porque estaba considerada como exclusiva y no se permitía su difusión.
Al día siguiente, el adolescente Mozart acudió a la iglesia donde se ejecutaba la pieza y tras escucharla, volvió a su hotel y la reprodujo totalmente. Sólo necesitó volver al día siguiente para hacer algunas correcciones. La pieza dejó de ser secreta desde entonces.

7)Se ha especulado mucho sobre la enemistad de Mozart con Salieri, compositor de gran prestigio en aquella época; llegó a decirse incluso que Salieri había envenenado a Mozart. Pero lo cierto es que las relaciones entre ambos fueron siempre de amistad.
Esta falsa idea se popularizó cuando Salieri a punto de morir y con el juicio perdido, manifestó sentirse culpable de la muerte de Mozart. Tal vez no era más que el recuerdo de no haber podido ayudarle en sus últimos momentos.

8)Mozart solía hacer bromas sobre el excesivo tamaño de su nariz. En cierta ocasión propuso a su admirado Haynd que interpretase una partitura que había escrito especialmente.
Al hacerlo, llegó un momento en que Haynd reconoció que no podía seguir. Tenía las dos manos ocupadas y no alcanzaba a dar una nota alejada que le faltaba.
Mozart pidió que le dejase a él, y al llegar el momento de la nota imposible, se inclinó y toco la nota con la nariz.
Ambos rieron y Haynd reconoció que Mozart tocaba con todo el alma y con todo el cuerpo.

9)El entierro de Mozart fue un perfecto colofón para tan ajetreada vida. En muchos libros se dice que la comitiva del entierro se dispersó por una fuerte tormenta y terminó por ser arrojado a una fosa común. No se sabe con exactitud. Hubo un breve funeral en la Iglesia de SanKt Stephen. Acudieron los varones de la familia, algunos amigos, entre ellos Salieri, varios francmasones y algunos nobles. Luego, la lluvia y la ventisca hicieron que nadie acompañase al féretro al cementerio de Sankt Marrx, que estaba a las afueras. La tumba quedó sin señal ni cruz. No se pudo aclarar cómo fue exactamente el entierro, y en 1901 cuando se trató de identificar los restos no fue posible.

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